Si llevas un ritmo de vida agitado que te obliga a comer fuera de casa prácticamente toda la semana y te preocupas por las calorías y los nutrimentos que estás obteniendo, no te preocupes más, aquí te damos consejos que te serán de gran utilidad.
– Planea tus comidas basándote en lo que vas hacer durante el día. Si sabes que comerás o cenarás fuera, haz tus otras comidas más ligeras.
– Procura comer un pequeño refrigerio antes de llegar al restaurante, como por ejemplo zanahorias, jícamas y/o pepino con limón, 4 diferentes tipos de nueces, un yougurth natural, entre otros. Esto ayudará a calmar tu apetito y así evitaras comer demasiado.
– Evita los restaurantes que ofrezcan buffet o los que te permitan comer todo lo que quieras por una cierta cantidad de dinero, pues tenderás a comer más aún estando satisfecho. Si asistes a uno de este tipo, primero observa todos los platillos que te ofrecen para que puedas escoger la opción más ligera y menos grasosa.
– Pide al mesero que no traiga ni pan, ni mantequilla a la mesa.
– Recuerda solicitar al mesero el aderezo aparte y evita aquellos que sean cremosos. Siempre introduce primero el tenedor en el aderezo y después toma la ensalada. De esta manera consumirás menos aderezo y menos calorías. Prefiere ordenar vinagre, limón, mostaza y aceite (1 cucharada).
– Evita los aperitivos y digestivos, el alcohol también tiene calorías.
– Si tu platillo trae como guarnición papas fritas, pide que te las cambien por una papa al horno, verduras hervidas o ensalada fresca.
Así que ya sabes cómo cuidar tu alimentación cuando vayas a un restaurante… ¡No hay pretextos! Y recuerda siempre comer la porción que requieres.